Las rutas de un viaje milenario

La Senda el Primer Peregrino

Asturias invita a descubrir los orígenes del Camino y a seguir la huella de la historia a través de paisajes espectaculares de costa y de montaña

El milagro del Camino está en qué convierte en mágicas las cosas normales, afirma un conocido dicho. Quizá por ello el Camino de Santiago es una experiencia vital única para todo aquel que lo ha hecho y muchos peregrinos deciden repetir, recorriendo diferentes tramos cada vez. Asturias acoge tres rutas , el Camino Primitivo, el Camino de la Costa y el Camino del Salvador, todas ellas singulares y en las que la historia, el entorno natural y el patrimonio monumental van de la mano.

Aquí empezó todo‍

Cuenta la leyenda que el rey asturiano Alfonso II fue el primer peregrino que marchó en busca del sepulcro del apóstol Santiago. A inicios del siglo IX , llegó a sus oídos que un ermitaño había visto unas insólitas luces en el bosque de Libredón que , al parecer, indicaban dónde se hallaba la tumba. El monarca acudió a aquel campus stellae ( la futura Compostela) y allí ordenó la construcción de un templete funerario.
El Camino Primitivo sigue el itinerario que se cree que realizó el soberano y que en tierras asturianas transcurre desde Oviedo hasta Grandas de Salime, antes de adentrarse en Galicia. A través de 145 km, la ruta recorre la franja central del suroccidente asturiano , una zona que permaneció largo tiempo aislada debido a su agreste orografía y que regala hermosas vistas.
El Camino Primitivo ofrece así una ocasión excepcional de descubrir algunos de los paisajes y aldeas menos conocidos de Asturias , cuyos pobladores han sabido mantener su vínculo con el entorno, la agricultura y la ganadería.

Un rico patrimonio

Pero la ruta incluye también un bueno número de joyas monumentales desde su inicio , en la catedral de Oviedo, cuya Cámara Santa cobija las emblemáticas cruces de la Victoria y de los Ángeles y el Arca Santa, que custodió el Santo Sudario y otras reliquias.
Las termas romanas de Santa Eulalia de Valdunu, el monasterio de San Salvador de Cornellana o la Colegiata de la medieval Salas son algunos de los lugares en los que hacer un alto en el camino. Al abandonar Tineu, vale la pena desviarse un poco de la ruta para visitar el monasterio de Santa María la Real de Obona. Tras el bello embalse de Salime y Chao Sanmartín, con su pasado prerromano, el Camino Primitivo entra en tierras gallegas por el Puerto del Acebo.

Guiados por el Litoral

Otra forma de conectar con los antiguos peregrinos es hacer el Camino de la Costa. Los 282 km que hay entre Bustio y Abres discurren por la ruta preferida de los que, en la Edad Media , embarcaban en el norte de Europa y una vez en tierra seguían la cornisa cantábrica en dirección a la tumba del apóstol.
El itinerario ofrece impresionantes panorámicas sobre el mar, escoltado por las cumbres que se recortan a poca distancia ; espectáculos de la naturaleza como los Bugones de Pria en Llanes ( orificios en los acantilados que expulsan chorros de agua pulverizada); o la oportunidad de visitar Colombres, con su arquitectura indiana; la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores , entre Barru y Niembru; sin olvidar Gijón y Avilés.

Ruta de Montaña

De León a Oviedo , el Camino d, Picullanel Salvador surgió como vía de enlace entre el transitado Camino Francés y el Primitivo. Pero por sí solo ya merece calzarse las botas. El tramo asturiano , de 60 kms, deja atrás el puerto de Pajares y pasa por bellos entornos , como los Chanos, la Iglesia de Santa Cristina de Lena, Picullanza o La Manxoya. Desde este lugar, los antiguos peregrinos exclamaban ¨¡ Mi Dios!¨ al vislumbrar la torre de la catedral ovetense de San Salvador.

El Gran Viaje Peninsular‍

El peregrinaje a Santiago , se parta de donde se parta, se convierte en uno de los periplos artísticos, culturales , naturales y humanos más impactantes que puedan realizarse en el mundo actual. Hace 1100 años , atendiendo al resplandor sobrenatural que surgía de una roca en el monte Libradón, una cuadrilla de pastores encontró el sarcófago en el que, presumiblemente, descansaban los restos mortales del apóstol Santiago.Para los cristianos el mundo cambiaría , los focos que recaían sobre una Tierra Santa inaccesible por el continuo litigio con los musulmanes iba a redirigirse hacia ese extremo noroccidental de la Península Ibérica.

Un trayecto de Mil Años

Lo que fue primero una modesta capilla se convirtió con el tiempo en gigantesca catedral. Y la fama del lugar en el que los pecados quedaban expiados corrió como la pólvora por toda Europa. Cristianos de toda condición, desde reyes hasta simples siervos de la gleva, se lanzaron a sendas peligrosas trufadas de bandoleros, peajes y alimañas intimidantes como osos y lobos. Y generaron una autopista cultural.
Han pasado más de once siglos y el Camino sigue acumulando estratos de pisadas que lo enriquecieron a la vez que enriquecen a quienes lo siguen. Siempre se dice que hay tantos caminos a Santiago como peregrinos, pues uno genera su propia vereda desde la puerta de casa.Pero tan cierto como ello es que esa aventura personal se funde en una colectiva cuando el viajero se incorpora a un senda junto a otras personas.
Camino Francés si se parte de la Colegiata de Roncesvalles; del Norte si se opta por el litoral cantábrico en lugar de por el páramo castellano; Vía de la Plata si se elige la espina dorsal atlántica de España; Primitivo si se camina por las interioridades asturianas; Aragonés si se cruza el puerto de Somport; Inglés si se sigue la estela de ingleses, irlandeses, escandinavos y otros noreuropeos que en la Edad Media desembarcaron en A Coruña; sanabrés, catalán, mozárabe , portugués… El Camino de Santiago se ha desplegado por todo el territorio, añadiendo señalización , infraestructuras y equipamiento para el peregrino.
Se hace imposible cuantificar cuántas personas recorren las diferentes variantes del Camino cada año, pues la única estadística fiable es la de quienes llegan a Santiago y recogen su compostela que certifica que han cubierto al menos 100 km. Estos son medio millón en cada ejercicio, concentrados en los meses de buen tiempo, pero también integran a los valientes que no temen las intemperancias invernales del interior español. Personas de todas las nacionalidades, que han acudido a la llamada de Compostela por los más variados motivos.

Aunque a menudo se parte de la idea de que el Camino de Santiago son unas vacaciones de ¨estar por casa¨, enseguida se descubre que se trata de uno de los grandes viajes del planeta.‍

Lógicamente , son muchos los viajeros que recorren el Camino por motivaciones religiosas. Pero otros tantos lo hacen con objetivos deportivos, hitos históricos, por los monumentos o la experiencia en sí. Y hasta económicos, pues ha calado la idea de que se trata de unas vacaciones formidables que pueden resultar bastante baratas.

El Gran Descubrimiento‍

Sea cual sea la razón, todo aquel que se sumerge en el camino compostelano hace un descubrimiento asombroso: se trata de un gran viaje. Una manera de descubrir zonas de España que de otra forma no estarían en las guías turísticas. Pequeñas Iglesias, enormes paisajes, ríos maravillosos, bosques profundos.
Y a la vez que se da con el hallazgo de un territorio sensacional, se tropieza con algo olvidado: uno mismo. Especialmente si el peregrinaje se desarrolla a pie o en bicicleta, el camino compostelano regala el tesoro de tener tiempo para pensar y conocer el propio cuerpo. Reaccionar ante las adversidades , vivir en la simplicidad de una existencia que únicamente reclama estímulos básicos: alimentarse, avanzar , dormir. Y contactar con personas llegadas desde todos los rincones del mundo, con motivaciones parecidas o tan radicalmente diferentes que, esas sí, se antojan ¨ peregrinas¨.