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Imaginas que vas caminando y tu mirada va captando momentos. Lo interesante es que lo que capta tu atención no es lo mismo para tus compañeros de camino. Esta es la fuerza del Camino de Santiago.
Todos tenemos una referencia común que son las flechas amarillas que nos van indicando dónde seguir, pero tenemos nuestras experiencias vitales, nuestra manera propia de ver y sentir el mundo. Una persona se fija en el sonido de los pájaros, otra en los árboles, y así vamos caminando juntos captando momentos. Al llegar a descansar en un lugar que nos acoge podemos soltar la mochila en sentido literal. Es importante descansar para que el cuerpo se restaure para el día siguiente. Y vamos aprendiendo que no necesitamos hacer nada especial , sólo rendirnos al descanso, que puede ser un gran aprendizaje si no estamos acostumbrados.
Vemos una puerta abandonada, flores en pleno esplendor, personas viviendo sin hacer ruido, vacas pastando tranquilamente y mirándonos con atención, perros que ladran saludando y guardando sus hogares, gatos que descansan tranquilos, frutos en los árboles que nos despiertan de lo inmediato para la presencia del proceso de madurar. Tanto que vivir.
Nuestra sensibilidad se renueva con el frescor de las aguas de los ríos, nuestros espacios internos se sienten escuchados por cada paso, por la brisa, el verde y el cielo.
Al subir una cuesta ves que no todo es tan fácil y que el reto siempre es algo con lo que que tenemos que convivir.
Cada peregrino que encuentras te enseña algo y así el libro de la vida se va cubriendo de experiencias, anécdotas y enseñanzas.
- Lo que capta tu atención no es lo mismo para tus compañeros de camino, esta es la fuerza del Camino de Santiago.
- Volver al presente a cada paso.
- Compartir momentos y sentirse acompañados.
- Abrirnos a escuchar la vida y la naturaleza.
- Caminando juntos descubrimos nuestro propio ritmo.
- Nos ayuda a recordar que nuestro camino es único.
Testimonios:
Caminar es permitir que la vida te hable, te toque y te haga cosquillas en el corazón. Permanecer. Permanecer en el camino. Permanecer cuando todo se mueve. Cuando cada día duermes en una nueva cama. Cuando nunca sabes lo que te espera en el próximo paso, pueblo o ciudad. Permanecer , cuando compartes los mismos espacios dentro del camino. Permanecer cuando el cansancio se acerca aun faltando varios kilómetros para llegar. Permanecer cuando la belleza e inmensidad de la naturaleza nos sobrecoge. Permanecer como permanecen los árboles, la hierba, las piedras y las flores. Permanecer siendo uno dentro del todo.
Mita Beutel